Marco Enríquez-Ominami
El Informe de Desarrollo Humano de este año viene con buenas noticias: Chile está preparado para una Asamblea Constituyente. Chile está listo para concretar sus sueños. El Informe parte haciendo una distinción entre la Política y lo Político. La primera, explican, es esa dimensión agotada del vivir juntos, la de “los políticos de siempre”, la de “la gente que no vota”.
La segunda, en cambio, es esa dimensión del vivir juntos donde lo social es transformable y es decisión de la gente, donde lo fundamental no es el Qué, sino que el Cómo y el Por qué. El Informe propone que en Chile estamos en los tiempos de esta segunda dimensión: en los tiempos de la politización.
Frente a la politización, plantea el Informe, se reunirán las fuerzas de la despolitización, aquellas que llamarán a limitar el debate, a volver a “la democracia de los acuerdos”, los que van a intentar frenar los cambios y las reformas vendiendo el opio de adelantar las elecciones parlamentarias, y sembrando nuevamente el miedo del fin de los tiempos. Pero, en los tiempos de la Politización, como el mismo informe plantea, “pretender controlar el proceso de manera arbitraria y preconcebida se vuelve difícil”… yo diría aún más: se vuelve inútil. Porque este no es el fin de una era, es el comienzo de los nuevos tiempos.
Pero hay molestia: para los chilenos y chilenas el mero “desarrollo económico chileno” es un sinsentido, y los grandes y aclamados logros del modelo les dan un poco lo mismo. 6 de cada 10 chilenos, por ejemplo, sienten que las promesas de los Gobiernos de la Concertación y de la Alianza no se cumplieron. 8 de cada 10 personas en nuestro país declaran que la política no les interesa y que no les influye de ninguna manera en sus vidas.
Pero el Informe demuestra también que los chilenos y chilenas están molestos con la política, pero que sueñan desde “lo político”: 7 de cada 10 sienten que hay que cambiar totalmente la Constitución, y sienten también que el mejor mecanismo en democracia es el de la Asamblea. Para los chilenos y chilenas la demanda de cambio va más allá del malestar. El cambio va de la mano de los sueños.
Pero no basta con el qué soñamos, sino también con el cómo soñamos. Ya no basta con twittear o marchar. Hay que concretar. Nos dice el Informe que solo un 14% de los chilenos y chilenas ha usado Twitter alguna vez, y que a la gente no le hacen sentido las pretensiones de representatividad de los movimientos sociales. Ya empujamos los límites de lo posible, ahora es tiempo de empujar las reformas. Es tiempo de cambiar Chile. De encontrarnos para dejar de vivir juntos pero solos, como en las micros llenas, y empezar a vivir juntos-juntos. Son estos los tiempos para la Asamblea Constituyente. Son los tiempos de la Politización.
Fuente: El Mostrador