Lo que parecían circunstancias inherente al modelo de desarrollo de nuestro país, entiéndase por ello lucrar en educación y en salud con fondos públicos, contar con un sistema previsional que garantiza una pensión promedio inferior al sueldo mínimo, no contar ni siquiera con un laboratorio nacional de medicamento que pueda garantizar accesibilidad a bienes de primera necesidad, por ejemplo, se transformó en la cara más cruel de un sistema que dejó hace tiempo de generar consenso.
Hoy más que nunca el desafío es hacer de Chile un país no solo más justo, libre igualitario, sino también un país moderno y competitivo. Lo anterior requiere de reformas de fondos en al menos cinco ámbitos fundamentales: 1) Educación, 2) Salud, 3) Sistema previsional), 4) Vivienda y 5) Desarrollo Productivo.
Si bien el camino a la reforma en educación parece aún largo, lo cierto es que la mayoría de la ciudadanía se pronunció a favor de una educación pública, gratuita y de calidad, a favor del fin del copago y la selección en las escuelas particulares subvencionadas. Sin embargo, una reforma en educación requiere de al menos unos 6.000 millones de dólares.
Por lo tanto, todo indica que la reforma tributaria planteada por el gobierno, de 8.200 millones de USD, al margen de la discusión sobre los instrumentos utilizados, es insuficiente para cubrir las cinco reformas sugeridas anteriormente. Los progresistas planteamos una reforma de 13.200 millones de USD, capaz de financiar las brechas que Chile requiere para dar un paso decidido hacia la modernidad.
No cabe duda que no lograremos ser un país con reducidos niveles de desigualdad mientras no se piense una reforma de fondo en salud, que estimamos debiese costar al menos unos 2.000 millones de USD. Chile también requiere de un sistema previsional mixto, que combine un sistema de reparto con seguros adicionales, lo cual podría significar otros 2.000 millones de dólares, además de mejorar las política en vivienda, lo cual requiere de al menos unos 600 millones de USD adicionales.
Pero ciertamente que cada una de estas reformas requiere simultáneamente, de una Nueva Política Nacional de Innovación y Competitividad. Soy un convencido de que no puede garantizarse paz social si no se garantiza crecimiento con igualdad. Pero tampoco recuperaremos la senda del crecimiento sin una política de innovación y desarrollo científico y tecnológico. Por ello, los progresistas planteamos la necesidad de una reforma en este ámbito que bordearía los 2.600 millones de USD.
La pregunta sobre porqué la reforma busca recaudar 8.200 millones de dólares y no más o menos sigue siendo de actualidad, tanto o más cómo el debate sobre los instrumentos para recaudar.