Por Víctor Osorio.
El autor es periodista y director ejecutivo de la Fundación Progresa.
Ha fallecido el jurista Juan Guzmán Tapia, quien ingresó por la puerta ancha a la historia de Chile, por ser el primer magistrado que sometió a juicio a Augusto Pinochet y que llegó a hacerse cargo de casi un centenar de querellas criminales contra el ex dictador. Sin duda, es un hecho ampliamente conocido en el país y todo el mundo, que había puesto la mirada en la impunidad de los violadores a los derechos humanos a partir de la detención del tirano en Londres en 1998 a raíz del juicio que se abrió a la Audiencia Nacional de España, en un proceso que encabezó el juez Baltasar Garzón.
Recientemente, la película la “Red Avispa”, transmitida por Netflix, hizo más visible en Chile el caso de cinco cubanos prisioneros en los Estados Unidos: Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René González. Su liberación se transformó en una batalla emblemática en Cuba. Eran agentes de la Seguridad del Estado que se habían infiltrado en organizaciones de Miami que ejecutaban acciones terroristas contra la Isla. Retornaron a Cuba, tres de ellos fruto de las negociaciones para restablecer las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington.
Lo que menos se conoce es la participación que Juan Guzmán Tapia tuvo, ya retirado de la magistratura, en la campaña para liberar a “Los Cinco Héroes Cubanos Prisioneros en Cárceles del Imperio”, como fueron llamados en la Isla.
La historia se remonta a 2007, un par de años después de su retiro del Poder Judicial. Por entonces era el Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Central, y aceptó incorporarse al Consejo Editorial del diario electrónico “Crónica Digital”, medio de comunicación de orientación progresista que se había formado el 2005.
La primera actividad pública de Guzmán Tapia como parte del Consejo Editorial de Crónica Digital fue en agosto de 2007, en un concurrido evento en el Club de La República, cuando ejercían Iván Gutiérrez y Víctor Osorio como directores. En esta misma ocasión se resolvió, con la activa participación del jurista, otorgar el Premio a la Dignidad Augusto Olivares a Volodia Teitelboim, Premio Nacional de Literatura, y monseñor Jorge Hourton, uno de los obispos que encabezó la defensa de los derechos humanos en la dictadura.
Unos días antes, Guzmán Tapia, ya integrado al Consejo Editorial de Crónica Digital, había participado como Observador en la Vista Oral que se realizó en el caso de los cinco cubanos, en Atlanta, Estados Unidos. Desde entonces asumió como propia, públicamente, la causa de su liberación.
La comparecencia fue resultado de un nexo que Iván Gutiérrez estableció entre el ex juez y la Coordinadora de Solidaridad de Cuba y el Comité por Los Cinco, quienes le transmitieron la invitación oficial. Previo al viaje, se documentó en forma acuciosa respecto del caso. En el momento de la partida ya se había formado una convicción. En el Aeropuerto de Santiago salida del aeropuerto calificó el proceso en el país del norte como “injusto y arbitrario”. A su regreso manifestó que, teniendo en cuenta su experiencia como magistrado, los cinco eran inocentes de los cargos que se les imputaban.
Luego, Guzmán Tapia escribió una reflexión en que señalaba que los cinco cubanos “vieron cómo se desmoronaron sus vidas a raíz de una mentira”, como “aquella que permitió que EE.UU. invadiera Vietnam, Afganistán e Irak, y que ventila hoy para invadir algún día Irán”. Agregaba: “Se dijo al mundo que los cinco eran culpables de conspiración para cometer espionaje y conspiración para cometer asesinato, entre otros 24 cargos más. Estos hechos jamás se probaron porque jamás existieron”. Explicó: “Es distinto infiltrarse entre grupos de terroristas que pretenden atentar contra tu propio país que espiar a otro país, EE.UU., como lo sostuvo su gobierno”.
“El supuesto espionaje, repito, es una maquinación del Gobierno norteamericano, que solo busca desprestigiar a la nación cubana, la única que ha podido enfrentar al gigante del norte sin ser jamás vencida”, enfatizó.
Detallaba: “Tuve la oportunidad de participar, en un tribunal de apelaciones de Atlanta, como observador internacional, en la vista oral de una apelación en la causa referida y pude apreciar que no hubo espionaje, no hay ni un solo documento clasificado que lo pruebe, nunca hubo peligro para Estados Unidos y no hubo conspiración. Hay testigos, generales del Ejército estadounidense, que han manifestado que jamás ese país estuvo en peligro por la actividad de los isleños. Como juez, creo honestamente que un tribunal que busca la justicia, el imperio del derecho y la paz social tiene que absolver a los cinco cubanos”.
“Este proceso es un caso político que no se ha resuelto en derecho, sino a consecuencia de las presiones. Es tiempo de que la historia de estos cubanos retome el cauce de la justicia para que regresen a su isla, al seno de sus familias y continúen sus vidas ya truncadas para servir a su patria, como lo hacían antes de la acusación injusta en su contra promovida por el Gobierno de Estados Unidos”, concluía.
Tiempo después, en septiembre de 2012 el periodista Enrique Torres entrevistó a Guzmán Tapia para la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina. En la ocasión señaló que el juicio contra los cinco cubanos “fue una mascarada” y careció “de todo sustento”. En ese sentido, aseguró conocer muy bien el expediente judicial de los cubanos, y se pudo percatar “de que, en el fondo, con meras apreciaciones, se maquilló un delito que nunca existió”.
Indicó que “me llamó mucho la atención, que los jueces fallaran” en contra de los cubanos, “cuando miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos dijeron (en el juicio) que, en ningún momento, la actuación de ellos significó un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos”.
Juan Guzmán Tapia fue un hombre justo y vivirá para siempre en la memoria histórica de los pueblos.
Santiago, 23 de enero 2021.
Fuente: Crónica Digital.