Por Daniela Escrig
La autora es Bioquímica y forma parte de la Red de Profesionales de la Fundación Progresa
Como se sabe, el pasado domingo 13 de junio se desarrollaron las segundas vueltas de las elecciones de gobernadores regionales en trece regiones, un paso histórico en el camino a la descentralización del país, porque culminaba el proceso mediante el cual por primera vez la soberanía popular definía la primera autoridad de los territorios regionales de Chile.
Mientras la prensa se centró principalmente en la Región Metropolitana, en Antofagasta se provocó un hecho político de suma relevancia. Tras imponerse en las primarias de Unidad Constituyente, el candidato del Partido Progresista Ricardo Díaz, luego de su paso a segunda vuelta, lograba convocar a la amplitud de las fuerzas de los demócratas progresistas y de izquierda. Ello significó, incluso, reunir en el terreno a Paula Narváez (Partido Socialista) y Gabriel Boric (FA), luego del impasse de las primarias presidenciales.
Díaz es Profesor de Filosofía, que nació en la zona de Chuquicamata, y además era un líder social y ciudadano de amplio reconocimiento en la Región, en particular por encabezar el movimiento ambientalista “Este Polvo te Mata”.
El trabajo en Unidad no fue en vano. Díaz fue electo con la primera mayoría porcentual a nivel nacional con un 72,01 por ciento, conforme a las cifras preliminares entregadas por el Servicio Electoral, ya escrutadas la totalidad de las mesas.
Fue una diferencia abrumadora respecto del candidato de la derecha, Marco Antonio Díaz (RN), que logró apenas un 27,99 por ciento. En marzo de 2018 fue el primer Intendente Regional de Antofagasta que fue designado por Sebastián Piñera en su actual Gobierno, y permaneció en el cargo hasta octubre del año siguiente.
Históricamente, la izquierda ha sufrido los efectos de no ponernos de acuerdo. Es momento de poner la mirada en lo que podemos lograr trabajando juntos.