Por: Víctor Osorio.
La pandemia pasó a ser la mayor preocupación de los gobiernos, dejando en suspenso los procesos políticos (elecciones, referendos) que cada país venía experimentando antes de la propagación del coronavirus. El caso de Chile es muy particular, teniendo en cuenta un contexto social en tensión tras el estallido de octubre de 2019. Para abril, estaba previsto el referendo sobre un cambio constitucional. Debido a la pandemia, la cita finalmente se trasladó a octubre.
El cambio constitucional se convirtió en la principal demanda ciudadana. La actual constitución de Chile data de la dictadura de Augusto Pinochet. Considera “subsidiario” al Estado, relegándolo a un papel residual en la provisión de servicios básicos como la salud, la educación y la seguridad social. La privatización fue uno de los pilares del régimen y ese modelo persiste hasta el día de hoy.
En tiempos pandémicos, Chile transita una etapa de cambio. “El 18 de octubre de 2019 comenzó un proceso de rebelión”, asegura desde Santiago el ex ministro de Estado, Víctor Osorio*. “Chile tiene la oportunidad de dar un salto hacia adelante en materia de democracia y justicia social. Ingresó a una crisis pandémica en pleno proceso de movilización ciudadana. Una movilización que se mantuvo en pie hasta marzo. La fuerza de la ciudadanía empujó a la élite política a concretar un cronograma constituyente. Cuando se supere la pandemia, la ciudadanía seguirá su camino para cambiar la vida en Chile.”
“La dictadura en Chile desarrolló una profunda refundación de la sociedad.”
Chile rige su vida de acuerdo a una Constitución creada por una dictadura militar. Es un caso inédito en América Latina. Incluso la pandemia es gestionada a partir de sus principios. “El modelo chileno tiene difícil comparación con la experiencia de los países de la región, incluso en los períodos de las dictaduras militares. La dictadura en Chile desarrolló una profunda refundación de la sociedad. La dictadura impuso una Constitución como expresión principal desde el punto de vista institucional”.
“Este Gobierno priorizó mantener el funcionamiento de la economía por sobre la salud.”
El gobierno de Sebastián Piñera muestra grandes dificultades para gestionar la actual crisis sanitaria. Chile registra uno de los índices más altos de mortalidad por el coronavirus, y se encuentra entre los países de América Latina con más contagios. “La crisis pandémica develó de forma dramática las limitaciones de la concepción neoliberal de desarrollo, que funda la constitución en Chile. Este Gobierno priorizó mantener el funcionamiento de la economía por sobre la salud. Se protegió la economía de los empresarios, no hubo una intervención sustantiva del Estado en proteger socialmente a la población”.
“Nosotros tenemos un Gobierno que está convencido profundamente del modelo neoliberal.”
De acuerdo a un relevamiento de la consultora Plaza Pública Cadem realizado en junio, Piñera alcanza sólo un 27 % de aprobación en la gestión de la pandemia, y un 62% de los encuestados rechaza sus políticas. El fracaso de las “cuarentenas flexibles” no sólo se ve reflejado en la opinión pública, sino que también tuvo su costo político con la renuncia del ministro de salud, Jaime Mañalich. “Nosotros tenemos un Gobierno que está convencido profundamente del modelo neoliberal. La orientación que establece la constitución es consistente con la convicción que inspira a este Gobierno”.
El proceso de cambio constitucional dará su primer paso en octubre, cuando se le pregunte a la población si quiere o no cambiar la Constitución. “Si la ciudadanía resuelve dar paso a la generación de una nueva Constitución, este proceso deberá realizarse por una convención constituyente electa. Este organismo tendrá un plazo de nueve meses para elaborar una carta, que puede ser prorrogable por tres meses más. Cuando ya esté elaborado el proyecto constitucional, deberá someterse de nuevo a otro plebiscito”. Para Osorio, no bastará sólo con la Constitución para cambiar la sociedad chilena. En principio, el objetivo es lograr “estándares elementales de democracia y derechos sociales”. Un amplio sector de la sociedad reniega del cambio y sigue aferrado al modelo neoliberal. “Tenemos una élite que sigue sorda frente a la demanda de la ciudadanía, que se convenció de que Chile era el mejor de los mundos posibles, que éramos un ejemplo para América y el planeta”.
Pese a la resistencia de una parte de la élite chilena, el proceso de cambio ya está en marcha. Octubre será un gran mes para Chile. La ciudadanía comenzará a delinear el futuro del país, más allá de las secuelas que deje la pandemia.
*Víctor Osorio, director ejecutivo de la Fundación Progresa y ex ministro de Estado en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
Fuente: Agenda Sur