Por: Rafael Urriola
1) “La gran perdedora es Michelle Bachelet ” . Esto se dice porque saldrían todos los incondicionales de la Presidenta y, en particular, quienes operaron todo el proceso electoral desde calle Tegualda y luego desde Av. Italia, para permitirle el holgado triunfo electoral. ¿Cómo se entiende que Bachelet pierda si ella -sola y en una reserva extrema- nombró a los nuevos ministros? ¿Autogol? ¿Recapacitación ideológica? ¿Cambio personal de giro como dio la derecha? Pero, lo concreto, es que nadie le ganó porque nadie –salvo dos amigas según los trascendidos- estuvo en esta nueva distribución de cartas.
2) “Se impuso el ala conservadora en la economía”. También se examina casi como una derrota de la Presidenta pero en realidad, la Presidenta hasta ahora nunca se ha arrepentido de haber nombrado a Andrés Velasco (ni siquiera ha tenido la intuición de que se trataba de un economista exageradamente neoliberal pese que se le indicaba de todos lados). Arenas, fue muy cercano a Velasco y Director de Presupuesto durante todo el período 2006-2010. Nunca nadie le escuchó crítica alguna a Velasco (la Presidenta solo se alejó del discípulo cuando osó competir en primarias con ella). Entonces, decir que Rodrigo Valdés es un cambio importante es un poquito rebuscado.
Podrá decirse que el empresariado no estaba con el ex Ministro de Hacienda. En realidad no estaba con la reforma tributaria cualquiera fuese el nombre del ministro y, por lo demás, hasta podría acusárseles de mal agradecidos porque el propio Arenas facilitó la cocina de la que muchos se sintieron padres (Zaldivár (DC), Fontaine (cercano a la UDI), Awad (presidente de la Asociación de Bancos)). Es Arenas ¿más, o menos, keynesiano que Valdés? Hay diferencias en cuanto a la disciplina fiscal o al superávit estructural? En realidad, habrá algún momento para preguntarle a la Presidenta -la única responsable de estos cambios- por qué lo hizo. Algunos llevan esto hasta el nivel psicológico o a las actitudes. O Quizás todo el cambio de gabinete tenía por trasfondo, únicamente, detener el ataque al financiamiento de la campaña y en esa línea alejar a todos los incumbentes con su propia campaña.
Otros dicen que los gremios empresariales han recibido con beneplácito a Valdés. La verdad es que un curriculum muy tecnocrático y con pasos por el FMI puede ser símbolo de confianza para el empresariado que, probablemente no sabe que los últimos tres directores gerentes del FMI está condenados o formalizados por corrupción. Como sea, no hay tales diferencias corroboradas por el abrazo con palmotaditas en la cara entre los dos ministros de Hacienda.
3) “El nombramiento de Burgos en Interior significa el retorno del partido del orden y de la vieja guardia a la primera línea”. Cabe preguntarse previamente por qué se alejó a Peñailillo siendo parte del círculo íntimo de la Presidenta. Es difícil imaginarse las formas que tomó este proceso pero el hecho de haberse retirado a la casa a tomar las decisiones fue, sin duda, una manera de sacar de La Moneda el ámbito de la política en ese momento, es decir, ninguno de los ministros de La Moneda (todos ya descartados) tenían una rutina para alcanzar a la Presidenta y estaban al igual que cualquier ciudadano.
Peñailillo se despidió el viernes y Rincón había confesado en círculos íntimos que se retiraba de la política (todavía es tiempo, Ministra, porque Trabajo es un “cadeau empoissonné”) y fue la menos nerviosa en aceptar cualquier decisión según afirman los analistas de Palacio. Elizalde, por su parte desplegó una ingenua campaña en redes indicando que no podía perderse un gran defensor del programa de Bachelet (que incluso había gastado de su patrimonio para participar en la campaña. Quién sabe si esta fue la frase que lo llevó a la sepultura porque dejaba muy mal a sus pares, aun si fuese o no cierto.)
Peñailillo fue en estos nueve años -y antes según dicen sus conocidos- un militante disciplinado, un colaborador leal y un trabajador esforzado. Nadie le conoce trabajos académicos o diseños estratégicos de factura personal. Es de público conocimiento que en los últimos tiempos fue asesorado por Enrique Correa y Juan Carvajal lo que muestra, al menos, falta de imaginación, porque hay la impresión que el gabinete de Correa tiene dos buenos amigos en el nuevo gabinete (tanto Insunza como Díaz fueron recientemente empleados de la empresa del lobista). Su estrategia comunicacional, como sea, perdió para lo importante (quedar en el cargo) aunque Camilo Escalona, respirando por otra herida más, trata de culpar a a Peñailillo de su derrota en el PS regalándole al menos un triunfo. Escalona y Peñaiillo hoy integran el muy selecto grupo de ex amigos de Bachelet. El ministro Peñailillo no fue ni antes ni después más lejos que la presidenta en cuanto a las reformas y, en particular, en la ambigua modalidad de proceso constituyente que ella afirmó. Por otra parte, como lo han dicho todos los presidentes de partido, no fueron consultados ni en nombres ni menos en directrices. El presidencialismo operó a full en las actuales circunstancias. Burgos y todos los demás tienen claro que dependen únicamente de la Presidenta y que sus partidos no dirán ni pío –no tendrían razón para hacerlo- si mañana los despiden. Ellos mismos –todos los partidos- le dieron carta blanca ahora y por cierto eso es amplio y permanente. Entonces ¿por qué Burgos podría ser diferente a Peñailillo salvo asuntos formales, de experiencia y de estilos?
4) Elizalde y Díaz. Cambio de socialista por socialista. El uno tercerista adscrito a la tendencia de Isabel Allende (su hija fue incluso electa al Comité Central en esa lista lo cual le costó la crítica de Escalona). Por su parte Díaz, también díscolo proAC y que fue premiado con una embajada importante. Díaz no podrá sino ser vocero y nada indica que será mejor ni peor que Elizalde. Este tendrá que explicar por qué salió del gobierno en el marco del diseño actual o bien la presidenta lo explicará en algún momento.
En fin de cuentas, la salida de Peñailillo y Arenas puede entenderse por el ruido de “boletas y financiamiento” pero menos el de Elizalde. Aunque en los arreglos institucionales, enroques y demases –al igual que en las altas finanzas internacionales- las relaciones son muy complejas e interrelacionadas pero existen. Para tan poco no se necesitaban ni siquiera 72 horas .